Wednesday, October 5, 2011

EL CAMINO A DINAMARCA

Por AM

¿Cómo se llega al imperio de la ley? En The Origins of Political Order [ver], Francis Fukuyama se refiere al "Camino a Dinamarca" (the Road to Denmark) para describir la transición hacia lo que considera el régimen político óptimo — el Estado fuerte, pero sujeto al imperio de la ley y al principio de rendición de cuentas. Fukuyama se refiere a Dinamarca, pero su descripción más detallada es la de Inglaterra, donde la alianza entre la corona y la gentry se cristaliza en un sistema legal con participación de la población (jurados), y al cual el propio Estado es luego obligado a ajustarse: common law, jurados, Magna Carta, Act of Settlement, etc.

Sobre el final del libro, el Dr. Fukuyama menciona la influencia de ... la conectividad. Hoy en día todo se transmite más rápido; no serán necesarios siglos enteros para lograr el imperio de la ley. ¡Menos mal! Hace un tiempo en este blog tuve la oportunidad de tratar un tema muy parecido (1, 2). Me permito repetir, casi palabra por palabra, algunas de posibilidades para recorrer el "Camino a Dinamarca":

[1] Devastadora derrota militar. Es el caso de tres de los mayores éxitos del siglo XX: Alemania, Japón y Corea del Sur. El cambio en la cultura política está documentado en el libro de John Dower Embracing Defeat: Japan in the Wake of World War II (Nueva York: Norton, 1999) [ver]. Temas similares están tratados por Wolfgang Schivelbusch en Die Kultur der Niederlage (Berlin: Alexander Fest, 2001) [ver].

[2] Fusión por absorción. Es el caso de la RDA, fusionada hace 20 años dentro de la exitosa República Federal Alemana. La Stasi, la odiada policía secreta del Este, ha desaparecido para siempre. Alemania es hoy el motor económico de Europa, y uno de los países mejor gobernados del mundo [ver].

[3] Incorporación a una Unión. Bulgaria y Rumania deben cumplir estrictos criterios en materia de independencia judicial. Polonia debe asegurar la independencia de su banco central si desea adoptar el euro. El papel jugado por la moneda única es el motor del cambio: los países que lo adopten verán un automático aumento en el costo de la mano de obra; en consecuencia, no tendrán más remedio que adoptar frenos y contrapesos para aliviar el costo del capital. (A notar, de manera similar, la incorporación del Banco Central do Brasil a las redes de acuerdos monetarios de swap).

[4] Liderazgo fundacional. Bruce Kuklick dedica dos secciones de A Political History of the USA. One Nation Under God (Nueva York: Macmillan, 2009) [ver] al cambio en la cultura política producido por el liderazgo de George Washington, Thomas Jefferson y John Marshall. Más que la Constitución de 1787, señala Kuklick, lo que impactó a los ciudadanos fue el comportamiento de estos líderes en situaciones de poder: Washington renunciando a la "re-re-elección", Jefferson actuando como un ciudadano más en la Casa Blanca, y Marshall con el fallo 'Marbury v. Madison' de la Corte Suprema en 1803 [ver].

[5] Conectividad. Es la tesis de Gordon Wood en The Radicalism of the American Revolution. Aquí el motor del cambio no es un evento ni un liderazgo, sino un proceso. Un buen ejemplo actual es China. Poco a poco, la conectividad —comercial, financiera, cultural, digital— está cambiando la cultura política del gigante asiático. Naturalmente, también se necesita liderazgo para llevar adelante la decisión de conectarse. Para Thomas Barnett, el liderazgo de Deng Xiaoping a finales de los 1970s [ver] es más importante que el de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Juan Pablo II ... juntos.

[6] Extensión del derecho de propiedad (o confirmación de la posesión). Pensándolo bien, es acaso el motivo más poderoso de todos. Lo vemos de manera clara en Inglaterra a partir del siglo XII con los 'writs' de mort d'ancestor y novel disseisin destinados a preservar la posesión de la tierra. Enrique II los establece como parte de una alianza política entre la corona y la gentry —cuya propiedad se ha vuelto particularmente insegura tras dos décadas de guerra civil— contra los grandes barones feudales. (Para una idea parecida para la Argentina, ver: "Villas-miseria: la gran oportunidad", y también la nota posterior de Martín Krause en La Nación).

[7] Descubrimientos científicos. Hace un par de años, un amigo de gran nivel intelectual me confesaba que había dejado de creer en Dios. Intrigado por el asunto (había sido un ferviente católico) me dijo que los descubrimientos sobre otras galaxias y otros mundos lo habían llevado a su nueva postura. Creáme: estas cosas cambiarán la cultura política, sobre todo en países no-occidentales sin separación Iglesia-Estado. Otro ejemplo: la confirmación por técnicas de ADN de que somos todos ... africanos. (Inspirado por un artículo de More Intelligent Life, escribí una columna sobre este tema). Armados con estos conocimientos, los habitantes de zonas rezagadas del planeta lucharán duramente para extender el imperio de la ley. (Más vale estar listos para el "estallido" de igualitarismo que estamos a punto de presenciar a nivel global).
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